martes, 29 de enero de 2013

VINCULO PRENATAL


El vínculo o apego son todas aquellas relaciones que se establecen entre las personas. El vínculo madre-hijo es un vínculo especial que se inicia desde el útero, donde el bebé está rodeado por  ella, por sus sensaciones y los ruidos que hay en su interior.
El bebé empieza a reconocerse con su madre y fortalecerá esa relación luego del nacimiento. Tanto el bebé como la madre buscarán siempre aproximarse a través de sus comportamientos (conducta afectiva), el bebé lo hará a través del llanto, la succión, el aferrarse o el sonreír (conducta de apego), y la madre con la conducta de mantener a su hijo cerca a ella (conducta de atención).
El vínculo afectivo prenatal no es exclusivamente de la madre, es el producto de una serie de comportamientos de acercamiento de la madre, del padre, de la familia y del niño por nacer, muy importantes para garantizar la salud mental del niño. 
Se ha demostrado que actitudes de rechazo de la madre frente a su embarazo, situaciones persistentes de estrés, o diferentes tensiones, pueden repercutir en la personalidad del niño, en su estructura psicológica, haciéndolos más proclives a la hiperactividad, inseguridad emocional, actitud defensiva ante su medio, etc. En el libro “La vida secreta del niño antes de nacer” de Tomas Verny, narran el caso de una niña que no quería lactar el pecho de su madre pero si lo hacía de otras mujeres, cuando se investigó el pasado de su madre, ella no había deseado su embarazo y había pensado en abortar.

VIAS DE COMUNICACIÓN MADRE-BEBÉ

El vínculo prenatal se desarrolla a través de tres vías o canales de comunicación:

Vía Fisiológica o Comunicación Biológica:
Es el nexo biológico inevitable ya que la vida del bebé depende de su madre, quien le pasa a través del cordón umbilical, los nutrientes para su crecimiento y desarrollo. Pero además de nutrientes, el bebé recibe las moléculas maternas de las emociones, como las hormonas y neurotransmisores liberados con las emociones fuertes o el estrés (por ejemplo: adrenalina) que modificarán el comportamiento del bebé, quien responde con gestos y movimientos bruscos de incomodidad o aumento de su frecuencia cardiaca. Por el contrario las situaciones agradables liberarán sustancias (por ejemplo: endorfinas) que le producirán agrado, relajación y bienestar.
La madre transmite sus emociones positivas o negativas al bebé, pero es el padre y la familia quienes pueden generar emociones positivas en la madre en beneficio del desarrollo emocional y de la personalidad del bebé. Las emociones de mayor influencia son las que genera la pareja, por lo que no hay nada que afecte más a la mamá y el bebé que los conflictos de pareja.

“Papá genera emociones y mamá las transmite”

Vía Sensorial o Comunicación Conductista :
Se da a través de la conducta y comportamiento de la madre hacia su bebé, como las caricias, el canto, el habla, así como la aplicación de técnicas de estimulación, etc.
El bebé aprende a reconocer el estado de ánimo y las actividades de la mamá por el tono de su voz, su frecuencia cardiaca, la rapidez de sus movimientos, etc. Y responderá a ellos con la quietud, la calma o por el contrario con movimientos, según sea la situación.
Reconoce también la posición de la mamá y su estado de vigilia, el bebé se adapta a los movimientos de la madre, si ella se mueve él responde encorvándose y acurrucándose para evitar lastimarse. Cuando ella reposa él aprovecha en moverse pues no tendrá presiones exteriores, esto se da generalmente se da entre las 8 y 12 de la noche, momento que puede aprovecharse para aplicar las técnicas de estimulación. Asimismo el bebé expresará su estado de ánimo moviendo sus brazos o piernas, sonriendo, etc., es decir tendrá una comunicación no verbal con su madre.

“Tu bebé está pendiente de ti, como tú de él”

Vía Intuitiva o Comunicación Simpática:
Aunque es difícil de comprobar, existe una dimensión simpática donde las emociones de la madre son transmitidas al bebé no sólo por las sustancias químicas que se producen, sino por el intercambio de información a través de la intuición, transmitiéndose pensamientos, teniendo sueños, etc., lo cual sucede entre personas con fuertes vínculos emocionales.
Se ha observado que los niños de madres felices y satisfechas son más extrovertidos e inteligentes y por el contrario los niños de madres con actitudes de indiferencia a su embarazo son proclives a trastornos de conducta.

“El amor es difícil de explicar pero fácil de expresar”

Estas tres vías están integradas, es imposible desligar la comunicación biológica de las otras vías, ya que la conducta y los sentimientos generan cambios biológicos  en la madre y el bebé. Por lo que se debe procurar que el embarazo sea una etapa de armonía, un verdadero gozo de formar a nuestro hijo tal como lo soñamos, un niño saludable, hábil, creativo, cariñoso, sociable, etc…un niño feliz.
 
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